Señor presidente, no se fusiona lo que está bien
Escrito por la redacción el Martes 24 de Septiembre del 2024.

Recientemente se anunció una reforma al gasto público en el contexto de una inminente reforma fiscal. Se ha mencionado la fusión de los Ministerio de Educación (MINERD) y el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (MESCyT); además, los Ministerios de Hacienda y Crédito Público, y el de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPyD).

Por otra parte, hay otras instituciones de mucho menor relevancia que serían eliminadas por su disfuncionalidad en el contexto actual. Sin embargo, en los casos de los ministerios señalados, resulta relevante hacer algunas precisiones por su complejidad y el papel que juegan en la política educativa y económica respectivamente.

En el caso del MINERD y MESCyT, por lo menos, no hay un estudio público sobre reestructuración organizacional que indique los beneficios económicos y de eficiencia administrativa que señale la conveniencia de la fusión de estos.

Veamos algunos datos: si fusionaran ambos ministerios resultaría un presupuesto global de alrededor de RD$317,826 millones de pesos (RD$297,042 millones del MINERD y RD$20,784 millones del MESCyT. Que resulta, que no se puede violar el 4 % a la educación; y, en segundo lugar, en el presupuesto del MESCYT están consignados 14 mil millones para la UASD.

Además, hay otros programas que ejecuta el MESCyT que tampoco se eliminarían por su gran impacto en los jóvenes dominicanos como son los programas de “Becas Nacionales e Internacionales” y el de “Inglés por Inmersión”.

Hay poco margen para el “ahorro económico”. Por otro lado, dudo mucho que se mejore la eficiencia. Estaríamos creando un “Superministerio” que por su “atomización” ralentizaría los procesos de compras públicas, de expedición de certificados de bachiller y entrega a tiempo de pagos para los becarios en el exterior.

En el caso de los Ministerios de Hacienda y Economía, ya ahí hubo reformas en años anteriores que mejoraron la capacidad de formular y ejecutar políticas públicas en esos ministerios.

En definitiva, el impacto político sería mucho mayor que los posibles beneficios económicos y de eficiencia. Hay que saber que la economía también es “economía política”.

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